Las cicatrices son las marcas de la piel en su intento por recuperarse de un traumatismo causado por una lesión o accidente, o como parte de una enfermedad o un procedimiento quirúrgico. Por eso es importante, a la hora de tratar una cicatriz, comprender su origen, ya que éste es el que le da la forma y el grado. También son importantes para el aspecto cicatricial los factores hereditarios y la coloración de cada piel, así como el aseo, la exposición solar o la lubricación. Todos estos condicionantes acabarán determinando el tipo de recuperación de la piel y una buena o mala cicatrización. Pero a pesar de que no concurra ninguna de estas circunstancias, los resultados estéticos pueden ser malos simplemente porque hay individuos con un factor personal desconocido que predispone a cicatrices gruesas y visibles, llamadas hipertróficas. Incluso pueden desarrollar cicatrices abultadas y rojas conocidas como queloides. Estas cicatrices no responden a la evolución natural de mejora durante el primer año, permaneciendo invariables con el paso del tiempo.
Es ésta una técnica alternativa, no quirúrgica, que se emplea, generalmente, para corregir el aspecto de cicatrices antiestéticas de origen quirúrgico, traumático, quemaduras, secuelas agresivas de acné, etc. La solución estética y funcional de una cicatriz depende de su origen, localización, tratamientos previos y el estado actual de la misma así como de las expectativas del paciente.
Este procedimiento permite eliminar la coloración antiestética de la cicatriz mediante un sistema láser fraccional que emite una luz de microhaces muy precisos y definidos que crean estrechas columnas de coagulación en la piel. Este fenómeno induce un proceso de regeneración natural que deriva en la formación de tejido nuevo y sano de manera que la piel adquiere un tono más uniforme. Durante el tratamiento, el paciente nota una ligera sensación de calor.
Tras la sesión se aprecia una inflamación leve en la zona tratada que remite al cabo de pocas horas, pudiendo persistir un ligero enrojecimiento un máximo de 5 a 7 días. Se suelen realizar unas 3 sesiones espaciadas en un plazo de 2 semanas.
El paciente puede reanudar de inmediato su actividad habitual debido a que la superficie de la piel no resulta dañada. Se aconseja una crema muy hidratante para evitar la tirantez post-tratamiento, así como una crema solar con un factor de protección muy elevado.
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