ELIMINACIÓN DE TATUAJES
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Dentro de la Estética Integral, una de las técnicas más novedosas es la posibilidad de eliminar tatuajes mediante el láser. Esta técnica destruye el exceso de pigmento depositado bajo la piel. Los tatuajes desaparecen dejando la piel intacta y con un tono uniforme. La aplicación del láser es prácticamente indolora, pudiendo sentir una leve molestia. Sólo en casos de tatuajes extensos se requiere anestesia local. El tratamiento varía en función de diferentes factores, tales como: la edad, el tipo de piel y su pigmentación, el tipo de tatuaje, su tamaño, coloración y profundidad del mismo. Su eliminación puede requerir varias sesiones, dependiendo de las características de cada tatuaje. Cada sesión suele durar unos cinco minutos, variando en función de la extensión de la zona a tratar. Entre cada sesión deberán transcurrir un mínimo de dos semanas. Se recomienda no exponer al sol la zona intervenida sin una protección solar total, durante el primer verano después del tratamiento.
Con la tecnología láser se pueden eliminar todos los tipos de tatuaje. La característica del láser es que libera una gran cantidad de energía en un corto periodo de tiempo. Esta irradiación es absorbida por el tatuaje, destruyendo los pigmentos del mismo sin afectar a la piel circundante y sin dejar cicatrices. La eliminación de los tatuajes profesionales requiere un mayor número de sesiones que los tatuajes aficionados, ya que en los profesionales la cantidad de pigmento y la profundidad es mucho mayor. Esta eliminación suele ser sencilla y acaban desapareciendo con unas tres sesiones de media. Los tatuajes traumáticos causados por accidentes de tráfico o explosiones de pólvora, se suelen eliminar en un máximo de dos sesiones. Según el color del tatuaje será más fácil su eliminación, así, el color negro es más fácil de eliminar, ya que absorbe bien prácticamente todas las longitudes de onda. La dificultad radica en el grado de densidad aplicado en el tatuaje. Los colores rojo y amarillo responden bien sólo a una longitud de onda en concreto. Los colores verde, azul y azul turquesa suelen ser los pigmentos cuya respuesta es más débil, por tanto requerirán un mayor número de sesiones. Las zonas en las que la piel es más fina y la tinta está más superficial son las que precisan de un menor número de sesiones. Estas zonas son: la cabeza, las muñecas, el escote de mujer y el cuello. Todos estos procedimientos no requieren hospitalización.
Tras el tratamiento con láser se puede notar una leve inflamación y acaloramiento de la zona tratada que desaparece al poco tiempo. Asimismo, puede darse una coloración blanquecina de la zona, que puede durar unos minutos o varios días, pero que desaparecerá totalmente en diez o doce días, dando lugar a una tonalidad sonrosada de la piel. La zona tratada necesitará un cuidado y observación periódicos hasta su total curación. Inmediatamente después del tratamiento, se podrá aplicar una pomada antibiótica con la finalidad de prevenir infecciones. También se aconseja aplicar frío local seco para descongestionar y disminuir el proceso inflamatorio. Se recomienda el uso de protección solar total hasta conseguir el tono normal de la piel. Igualmente deberán evitarse los focos de calor como la sauna, piscinas, estufas, baños de agua caliente, etc. Así se impide la maceración de las costras y su caída prematura.